Javier Carnicer Domínguez es Especialista Universitario en Protocolo y Ceremonial del Estado e Internacional por la Escuela Diplomática. Experto en Ceremonial del Consejo Superior de Relaciones Públicas de España y de la Confederación Iberoamericana de Relaciones Públicas. Jefe de Protocolo de las Cortes de Aragón durante dieciséis años. Director de Relaciones Institucionales de la Exposición Internacional Zaragoza 2008. Ha ejercido una intensa actividad docente. Autor de aplicaciones informáticas de gestión y de soportes didácticos en materia de protocolo y organización de actos. Está en posesión de la Cruz de la Real Orden de Carlos III; de la Medalla de Honor del Buró Internacional de Exposiciones; de la Medalla de Oro de la Escuela Internacional de Protocolo. Es Premio Internacional de Protocolo en la edición de 2008. En la actualidad es el jefe de Protocolo del Gobierno de Aragón.
En pocas palabras: Carnicer es un genio en protocolo y en la organización de eventos. En SPEND IN magazine dicen que es «uno de los mejores expertos en Protocolo y Ceremonial del mundo». A través de esta entrevista comparte con nosotros sus opiniones y experiencias.
¿Cómo influye el panorama político actual (nuevas tecnologías, nuevos partidos políticos, participación ciudadana…) en el uso del protocolo en los actos oficiales?
Sin cerrar los ojos a lo que nos rodea, nosotros a lo nuestro: a organizar actos.
No es el panorama político lo que influye de manera decisiva en lo que han de ser o no las estructuras, los contenidos y la estética de los actos; sino la propia evolución de la sociedad. Nada nuevo, por otra parte. Así ha sido en la historia.
Ahora, la característica más significativa, porque marca la diferencia con todo lo anterior, es la inmediatez. Todo se sabe casi en el mismo momento en que está sucediendo. Y he aquí lo relevante: nuestra disciplina no es nada diferente de comunicación. Es, justamente, eso. Por ello, nuestro papel es construir mensajes para ser comprendidos y provocar la respuesta buscada en el proceso de la mezcla de comunicación.
¿Cuáles son los principales retos para poder modernizar el protocolo?
Generalizar no es válido en nuestra profesión ni en ninguna. Si la formulación de la pregunta parte de qué hay que hacer para modernizar el protocolo parece asumir la premisa de que es viejo y caduco. Debo responder que muchos profesionales lo hacen moderno cada día porque trabajan valorando la incuestionable acción comunicativa del protocolo como generadora de imagen de una organización para relacionarse con su entorno. Comunicar no es lo mismo que comunicar bien. El reto verdadero es no confundir nuestro mundo con el mundo. El éxito se logra si la capacidad de transmitir mensajes de nuestros eventos responde a las necesidades del convocante y a sus planteamientos, si difunde conceptos y si contribuye a propiciar la relación, la presencia y la proyección de quien lo organiza.
Ni lo nuevo, necesariamente es moderno. Ni lo viejo, necesariamente es antiguo. Así que, más que retos, yo diría objetivos. A mí, personalmente, me importan éstos:
Retos para poder modernizar el protocolo:
- Transparencia en nuestras actuaciones.
- Valoración de las buenas prácticas sostenibles (ahorro de recursos, utilización de materiales reciclados, adquisición de suministros amigables con el ambiente, confección de escenarios y uso de tecnologías respetuosas con el paisaje…
- Compromiso con los valores humanos.
- Legitimación basada en la lealtad de actuación para ser percibidos con credibilidad, reconocimiento y aprecio.
- Compromiso con la igualdad de oportunidades a través de la programación de los actos con características de accesibilidad.
- Eficiencia en los procesos.
- Espíritu de colaboración interna y externa.
Ni lo nuevo, necesariamente es moderno. Ni lo viejo, necesariamente es antiguo.
¿Qué cualidades (actitudes y aptitudes) debe tener el futuro jefe de protocolo?
El futuro y el actual. No vale esconderse en el “yo ya lo sé todo que ya llevo muchos años”. A quien tenga esta visión de nuestra profesión le recomendaría, por su propia salud mental, que vaya pensando en cambiar de trabajo. Es imprescindible estar en disposición de aprender cada día.
La actitud, por tanto, ha de basarse en el valor positivo de la moderación, de la prudencia y de la buena acogida de los conocimientos y destrezas que se adquieren en todo momento del desarrollo profesional. Es obvio que los objetivos que acabo de citar en la pregunta anterior son, para mí, contenido imprescindible de la actitud de nuestra labor como trabajadores ante la tarea de organización de actos.
Las aptitudes son, deben ser, exigentes. Sobre todo, considero yo, en el manejo de la tecnología. Todavía nuestra profesión amerita de un impulso en la utilización de herramientas capaces de facilitar la velocidad y la capacidad de organización con criterios de calidad y de respuesta fiable. Cualidades de comunicación, destreza para dirigir equipos, permeabilidad ante los cambios, habilidades de interacción…
Sin cerrar los ojos a lo que nos rodea, nosotros a lo nuestro: a organizar actos.
¿Cuáles son sus referentes? (Recomendación de autores, libros, etc.)
En la profesión se sabe que “los de Aragón” somos una especie diferente. Aquí no hay disputas entre instituciones para colocar a tu jefe o a tu jefa. Aquí hay pacto, acuerdo y complicidad. Vamos juntos, decidimos juntos, planificamos juntos y, si es el caso, defendemos juntos nuestros puntos de vista ante terceros. Nuestro referente se llama Tomás Solans. Ha sido, durante muchos años, nuestro decano. Se acaba de jubilar como jefe de Protocolo de la institución a la que ahora yo dedico mi labor, pero su guía no desaparece. Permanece su ejemplo y su manera de hacer. Los demás, seguimos sus pasos. Tengo dos más: Ángel Pérez, que también fue mi jefe, y que desbordaba creatividad. Me aportó frescura en el diseño de los actos. Él siempre ponía la diferencia. Por último, Javier Salós, mi primer y más cercano maestro. A él le debo mucho más de lo que él mismo cree. Fue quien me abrió el camino para sentir pasión por este oficio.
Honores y Protocolo, de Francisco López-Nieto es una de las primeras obras que cayó en mis manos, allá por el año 1985, y que me aportó conocimientos sistematizados sobre la materia. No sé cuál será la última edición, pero seguirá siendo excelente, seguro.
Felio Vilarrubias, durante toda su trayectoria, ha sido para mí un valor cultural y protocolario en sí mismo. Nuestra profesión nunca le agradecerá suficientemente su aportación. Carlos Fuente, Gerardo Correas, Alfonso Sanz Portolés… Es lo injusto de citar a unos cuantos. Yo seguí a muchos.
En su trayectoria profesional:
¿Cuál fue el acto más complejo que tuvo que organizar y por qué?
Este oficio está sometido a la dictadura del error, ya que llama mucho más la atención que los aciertos. No obstante, cambiaré la expresión, en vez de lo más complejo diré que lo que más hay que cuidar es ser percibido por los destinatarios de tu acción profesional como un trabajador que basa su actuación en el rigor, la lealtad y la honradez.
Más de treinta años en este trabajo me han permitido experimentar prácticamente la totalidad de las disciplinas de esta profesión. Desde lo más pequeño a lo más grande. He participado en la organización de más de diez mil actos de la más variada naturaleza: sociales, institucionales, militares, parlamentarios, educativos, lúdicos, participativos… Desde la organización del protocolo de los Juegos Mundiales Universitarios de Invierno (Jaca 95), con la participación de cuarenta y dos países en un momento delicado en la diplomacia internacional (crisis de los Balcanes) hasta la intensa experiencia de la Expo de Zaragoza, con ciento cinco países y seis millones de visitantes de todos los rincones del planeta.
Lo más complejo, sin duda, fue la Expo. Un trabajo sometido a alta exigencia y expuesto, como debe ser, a la consideración exhaustiva de los medios de comunicación.
Hay uno que nunca hubiera querido organizar. El momento de mayor impacto emocional en mi trabajo fue todo lo relativo a la organización de los actos producidos por un acontecimiento trágico y excepcional: el asesinato por ETA del diputado de las Cortes de Aragón, Manuel Giménez Abad.
Sé que, desde fuera de mi profesión, puede parecer raro, pero nosotros ya teníamos planificado en aquellas fechas lo que habría que hacer si se produjese alguna vez un hecho como ese. En esos años la probabilidad era alta. Y, desgraciadamente, hubo que poner el plan en marcha. En una hora estaba todo preparado.
¿Y el que recuerda con mayor satisfacción y por qué?
He citado el más complejo o, por decirlo, mejor: los más complejos. En la Expo de Zaragoza organizamos 93 días seguidos de actos de la más variada naturaleza. Desde las exigentes ceremonias de inauguración y clausura hasta cada uno de los días nacionales. En tres meses, ¡9000 actos! Lo repito con letra para que no se entienda como un error: nueve mil actos. Éramos 142 personas en Protocolo. Solamente poner orden y concierto en la tarea de ese número de personas ya era complicado.
Es lo más complejo y, al tiempo, el mejor recuerdo. Fue fantástico. Todo nuestro personal, todos nuestros compañeros y compañeras hicieron un trabajo excelente. Destilaban compromiso, ilusión, esfuerzo y calidad.
Este oficio está sometido a la dictadura del error; llama mucho más la atención que los aciertos.
Foto nº1: Facebook del Gobierno de Aragón. Foto nº2: Javier Carnicer en la La Aljafería: Cortes de Aragón.
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