Las bodas son días de muchos nervios y alegrías en los que deseamos que todo salga a la perfección. Sin embargo, hay ciertos comportamientos que, como invitado, pueden ser ciertamente inapropiados. Te contamos algunos de los más recurrentes:
Impuntualidad
Uno de los comportamientos más inapropiados que debes evitar en una boda es la de llegar tarde a la ceremonia. Trata de llegar con 15 minutos de antelación o ser lo más puntual posible, pero sobre todo, si llegas tarde a la ceremonia, lo más adecuado es quedarse en las últimas filas y pasar desapercibido, ¡nada de recorrerse todo el pasillo para sentarse en las primeras filas!
No respetar el dress-code
Este es uno de los aspectos más importantes de una boda y es que puedes robarle el protagonismo a los novios si no lo cumples. Evita a toda costa usar vestidos blancos o beig, o en general, ropa demasiado pintoresca que pueda hacerte destacar por encima de los novios. Si se trata de una boda íntima y/o informal, asegúrate de no vestir parecido al novio o a la novia ni de lucir una vestimenta más llamativa que la de ellos.
Quedarse en la puerta de la ceremonia
Si lo tuyo no son las ceremonias y prefieres no entrar, lo más apropiado es alejarte del recinto y no quedarse charlando en la puerta, pues lo invitados podrían oírte hablar, reír y demás.
No controlar a los niños
La ceremonia, el cóctel, el banquete, la fiesta… una boda puede convertirse en un calvario para un niño pequeño y es completamente normal que en algún momento desespere y eche a llorar. Si es así, asegúrate de consolarlo y alejarte del bullicio para calmarlo y evitar captar la atención de todos los invitados. Si el niño ya camina, es especialmente importante vigilarlo en momentos como el de la ceremonia para evitar cualquier inocente trastada.
No dar regalo
Es de un gusto terrible acudir a una boda y no ofrecer regalo. Si estás atravesando un mal momento económico, lo más apropiado es declinar la invitación, estamos seguros de que los novios lo entenderán.
Dar el regalo en la ceremonia
Sea cual sea el regalo, lo más apropiado es darlo antes de la boda. Si por cualquier cuestión no puedes hacerlo antes, desde luego la ceremonia no es el momento indicado, ni antes ni después. Lo más recomendable en este caso es hacerlo en el banquete.
Llevar invitados ‘no invitados’
Si en la tarjeta de invitación solo indica tu nombre, no acudas a la boda con un invitado extra, y mucho menos sin consultarlo antes con los novios. En caso de que la tarjeta no especifique los nombres de todo el núcleo familiar pero ponga «Alberto, María y familia», se refiere a todos los que habitualmente viven bajo el mismo techo. En caso de duda, lo más apropiado es preguntar a los novios o a su familia más directa, aunque lo más probable es que, si invitan a una parte de la familia y a otra no, den explicaciones de antemano. Como por ejemplo, por tratarse de una boda íntima.
Ponerte en modo reportero
Sabemos que la tentación de grabar en alta calidad con tu móvil es poderosa, y no pasa nada si haces alguna foto o algún pequeño vídeo, pero con cierta mesura. Los novios ya se encargan de contratar a uno o varios fotógrafos y videógrafos, por lo que moverte por toda la ceremonia o el banquete cual reportero es de muy mal gusto y, además, podrías interrumpir el trabajo de los propios fotógrafos o incomodar a los novios o los invitados.
Publicar fotos de la boda en redes sociales antes que los novios
Y vamos con uno de los comportamiento más inapropiados y que más podemos observar en las bodas de hoy en día. Y sí, nos atrevemos a abrir este melón. Imagina pasar meses e incluso años preparando tu gran día, midiendo al milímetro cada detalle, cada rincón, cada puntada de tu vestido… y que a la primera de cambio uno de los invitados publique un vídeo o foto de tu boda sin tu consentimiento. El paso de publicar en redes sociales contenido sobre la boda es único y exclusivo de los novios: ellos deciden si quieren publicar un día tan especial como el de su boda y, en caso de que quieran hacerlo, ellos deciden si los invitados pueden publicar contenido o no. Y no estamos hablando de una foto tuya con tu pareja en el photocall, si no de una foto de la ceremonia, o un vídeo del ‘sí quiero’, así como de cualquier contenido que pueda comprometer la intimidad de los novios u otros invitados.
Nuestro consejo: Relájate, disfruta de la boda y del banquete y confía en el trabajo de los fotógrafos.
Hacer comentarios negativos sobre el traje de los novios
Nunca llueve a gusto de todos, pero si hay algo que esté más que pensado y re-pensado en una boda es el vestido de la novia y el traje del novio. Puede que no sean de tu agrado, pero lo que sí es seguro es que a ellos les gusta y por eso lo han elegido. Es lícito que tengas una opinión negativa sobre sus vestimentas, pero sería de muy mala educación comentarlo en la propia boda o incluso hacerles el comentario directamente a los novios. Resérvate tu opinión para la intimidad de tu casa.
¿Y tú? ¿Crees que nos hemos dejado fuera de la lista algún comportamiento inapropiado? Déjanoslo en comentarios, ¡te leemos!
Yuri Escorza dice
En una boda a la que asistí, me tocó llevar los anillos. Durante la ceremonia, cuando llegó el momento de entregarlos, me di cuenta de que los había olvidado. La tensión fue palpable mientras todos buscaban una solución, hasta que un familiar corrió a buscarlos a toda prisa a mi carro. Afortunadamente, el incidente se resolvió con humor, y la novia bromeó diciendo que los anillos habían decidido dar una última vuelta antes de llegar al altar.
Por eso, yo recomendaría también:
No dejar los anillos a cargo de alguien olvidadizo ; ). No excederse en la bebida durante la recepción para evitar situaciones incómodas o accidentes. Evitar discursos largos y poco preparados que puedan aburrir a los invitados. No utilizar el teléfono móvil durante la ceremonia o la recepción para mantener el enfoque en el evento y no perderse momentos importantes. Contratar músicos profesionales en la misa (yo recomiendo a ConcertoNovo.mx). Evitar sacar selfies o fotos intrusivas durante la ceremonia en lugar de respetar el momento sagrado. Hablar en voz alta durante los discursos o la ceremonia, interrumpiendo la solemnidad del momento.